La cinta de velcro es la elección correcta cuando se trata de conexiones estables y frecuentemente desmontables. Los dos lados opuestos, gancho y bucle, pueden ser encadenados firme y permanentemente una y otra vez sin cansarse.
Propiedades: Este sencillo e ingenioso sistema se remonta al suizo George de Mestral, quien en 1941, tras un paseo con su perro, descubrió lo difícil que era quitar las rebabas de la ropa e incluso de la piel del perro. Bajo el microscopio, reconoció la razón de la fuerte adhesión de la bardana: consiste en un gran número de pequeños ganchos elásticos que se adhieren a los lazos de los textiles o pieles de animales y que no se rompen incluso cuando se retiran por la fuerza. Siguiendo este ejemplo natural, el ingeniero desarrolló el cierre de velcro.
Aplicación: Originalmente, las cintas autoadherentes se utilizaban casi exclusivamente como una alternativa a las cremalleras en la industria textil tradicional y de la confección. Debido a su flexibilidad, facilidad de uso, larga vida útil y bajo precio, el cierre de velcro se ha establecido como un sistema de cierre práctico en varios campos de aplicación.
Se puede utilizar, por ejemplo, en la construcción de tiendas y ferias para la fijación desmontable de paneles de presentación, para la fijación sin tornillos de revestimientos de chapa más fina o para el cierre de zapatos y bolsas.